Los barrios en 2020 se movieron al ritmo de las ollas populares que llenan las panzas vacías pero también llenan las broncas. Llenas como los hospitales donde ya no entra ni una lágrima.
Las villas cambian y se renuevan continuamente. Son algo más que un montón de latas. Son algo vivo, quiero decir. Comoun animal, como un árbol, como el río, ese viejo y taciturno león.
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