Una cosa es contarla y otra es vivirla. Las personas que viven al lado del Arroyo El Gato muestran sus vidas y la lucha diaria para estar un poco mejor.
No hay isla sin isleños y no hay isleños sin islas, pero los megaproyectos inmobiliarios en el Delta amenazan no sólo al medio ambiente, sino también a las personas que viven allí.